martes, 23 de julio de 2013
Pinturas para la Parroquia del Rosario
Mañana miercoles día 24 de julio, a las 20.30 h. en la Casa de la Cultura de Fuengirola, serán presentados doce pinturas que han sido realizados en el taller de pintura de nuestro Ayuntamiento y los cuales han sido donados a nuestra Parroquia del Rosario. Las doce pinturas se corresponden con la imágen de los doce Apóstoles.
jueves, 18 de julio de 2013
D. Manuel Ángel Santiago, nuestro director espiritual, predicará la novena a la patrona de Málaga la Virgen de la Victoria.
D. Manuel Ángel Santiago, nuestro director espiritual, ha sido
elegido por la Hermandad de la Victoria para predicar la novena de la
patrona de la ciudad y la Diócesis de Málaga, ante la enfermedad de
Justo Cuberos OP.
viernes, 12 de julio de 2013
“ME HA ENVUELTO EN UN MANTO DE TRIUNFO” (Is 61) ESTUDIO SIMBÓLICO-TEOLÓGICO DE LA PRESEA, DE LA CORONACIÓN CANÓNICA, DE NTRA. SRA. DEL ROSARIO DE FUENGIROLA
La
realeza de la Virgen Madre
La devoción
popular invoca a María como Reina. El Concilio Vaticano II en su
Constitución Dogmatica Lumen gentiun, después de recordar el
misterio de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma a la gloria
del cielo, explica que fue “elevada… por el Señor como Reina del
universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de
los señores (Ap 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte” (LG
59).
El título
de Reina es atribuido a la Virgen María por la tradición cristiana
al menos desde comienzos del s. IV. Junto a otros apelativos reales
aplicados a la Virgen, va ganando terreno progresivamente en el uso
del pueblo de Dios, hasta llegar a ser de dominio común y pacifico
en la Iglesia, de modo que, en 1954 el Papa Pio XII, declarando
expresamente que no se trata de una nueva verdad propuesta al pueblo
cristiano, instituye la fiesta litúrgica de Santa María Reina y
publica en aquella ocasión el principal documento del magisterio
sobre la realeza mariana: la encíclica “Ad coeli Reginam, del 11
de octubre de 1954.
El
argumento principal del título de Reina y su fundamentación,
escribe Pio XII está en los textos de la Sagrada Escritura, en la
Tradición y en la liturgia que sin duda convergen en proclamar su
maternidad divina. En la Sagrada Escritura, en efecto, se afirma del
Hijo que nacerá del seno de la Virgen que: “será llamado Hijo del
Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y
reinara en la casa de Jacob eternamente y su reino no tendrá fin”
(Lc 1, 32-33); además, María es proclamada “Madre del Señor”
(Lc 1, 43). De lo cual se concluye lógicamente que ella es reina,
pues ha dado la vida a quién es Rey y Señor de todas las cosas.
El Papa
añade después: “Además debemos proclamar reina a la beatísima
Virgen María no sólo ya por su maternidad divina, sino también por
la parte singular que tuvo, por voluntad de Dios, en la obra de
nuestra salvación eterna”.
María
Reina con Cristo: “Si morimos con Él,
viviremos también con Él; si con Él sufrimos, reinaremos con Él”
(2 Tim 2, 11-12). El Señor Jesús ha prometido asociar su realeza a
sus discípulos. Esto deberá entenderse de manera muy especial con
relación a su madre.
María
Reina en el Espíritu: La realeza en Cristo
se ejerce mediante el espíritu Santo. Así en María, la cual gozó
y fue inundada de la plenitud del Dulce Huésped del alma. La Virgen
no tiene otra voluntad que la de Cristo (Flp 2, 5). En virtud, pues,
de aquel mismo Espíritu que la hizo perfectamente conforme con
Cristo su Señor, se convierte a su vez en canal de gracia. También
ella –inmersa como está en Cristo- desea ardientemente que el
fuego del divino amor cree en todos un corazón nuevo (Ez 36, 26-27;
Sal 50, 12; Lc 12, 49).
Reina
por ser esclava. En el plan de Dios, que
incluye de manera eminente a Cristo y a la Virgen, hay una paradoja:
reinar quiere decir servir y servir significa reinar. Cristo se
convierte en rey del hombre sirviendo y amando al hombre hasta
derramar por él la última gota de su sangre. María participa de la
realeza de Cristo por ser la esclava y sierva del Señor (Lc 1, 38) y
aunque Ella reina en la gloria celeste no deja de servir a los
hombres de todos los tiempos con su intercesión.
El
Vaticano II actualiza esta doctrina escribiendo:”Asunta a los
cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple
intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación
eterna. Con su amor materno se cuida de los hermanos de su Hijo, que
todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean
conducidos a la patria bienaventurada “(LG 62).
María,
Reina en cuanto participa de la realeza del pueblo de Dios.
Las Sagradas Escrituras nos hablan de la dimensión real de todo el
pueblo de Dios, pueblo a la vez santo y sacerdotal (Ex 19, 6). De
este pueblo se dirá que: “Reinaran por toda la eternidad” (Ap
22, 5) y recibirán “la corona de la vida” (Ap 2, 10) y la
“corona de gloria” (1Pe 5, 4). La Virgen, en efecto, es parte de
la Iglesia, y no sería licito separarla de la misma, por ello
podemos afirmar que María es Reina porque reúne en sí y de modo
sublime todos los atributos del que goza el pueblo de Dios, de quien
es Madre y modelo perfecto.
En
las letanías del Santo Rosario llamamos a la Virgen Reina de los
Apóstoles, de los Mártires, del Cielo… Y en el quinto misterio de
gloria la contemplamos como Reina y Señora de todo lo creado.
Estamos, pues, ante un misterio: Ella fue coronada como Reina del
universo de forma muy distinta a las numerosas coronaciones de
imágenes que se han realizado y se realizarán en el seno de la
Iglesia. Es el misterio de la coronación que Dios como Trinidad,
hizo cuando terminado el tiempo de su vida en la tierra, fue asunta
gloriosamente en cuerpo y alma a los cielos. El Padre eterno
glorificó a su Hija predilecta, predestinada desde toda la eternidad
para ser Madre de su Hijo. El hijo de Dios hecho hombre y resucitado
de entre los muertos coronó a su Madre Santísima, corredentora con
Él de la humanidad, como Reina del Universo. El Espíritu Santo,
Espíritu de amor y sabiduría, coronó de gloria a la que había
sido su Templo y Sagrario. (Rev. Miriam, nº 378 pág. 88).
Como
un reflejo de esa glorificación de María en su coronación como
Reina y Madre del Rey eterno es obsequiada y coronada en sus imágenes
según la costumbre de la Iglesia. Corresponde al Obispo de la
Diócesis, consultado los organismos diocesanos y locales, juzgar
sobre la oportunidad de coronar una imagen de la Santísima Virgen,
teniendo en cuenta la devoción popular que suscita, su historia y el
cultivo del genuino culto litúrgico y el apostolado cristiano. La
coronación canónica constituye por tanto un momento privilegiado y
extraordinario del Magisterio Ordinario de la Iglesia hacia una
imagen concreta, expresión sublime y máxima de veneración.
Naturaleza
y significado del rito de Coronación Canónica
Siguiendo
el Rito de Coronación y las disposiciones del mismo, nos acercamos a
la teología subyacente en el mismo.
La Santa
Madre Iglesia no ha dudado en afirmar repetidamente la legitimidad
del culto tributado a las imágenes de Cristo, de su Madre y de los
santos y con frecuencia ha orientado a los fieles sobre el
significado de este culto.
La
veneración de las imágenes de Santa María Virgen frecuentemente se
manifiesta adornando su cabeza con una corona real. Los Romanos
Pontífices no sólo secundaron esta forma de piedad popular, sino
que, además, personalmente o por medio de Obispos por ellos
delegados, coronaron imágenes de la Virgen Madre de Dios ya insignes
por la veneración pública. Y al generalizarse esta costumbre, se
fue organizando el rito para la coronación de las imágenes de Santa
María Virgen incorporado a la Liturgia Romana en el siglo XIX.
Con este
rito reafirma la Iglesia que: “Santa María Virgen con razón es
tenida e invocada como reina, ya que es Madre del Hijo de Dios, Rey
del Universo, colaboradora augusta del Redentor, discípula perfecta
de Cristo y miembro supereminente de la Iglesia” (Sagrada
Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, Ritual de la
Coronación de una imagen de Santa María Virgen, 14-11-1983,
Prenotandos).
Breve
síntesis de la historia de las Coronaciones Canónicas
La
antigüedad de la confesión por parte de la comunidad cristiana de
la realeza de María como hemos indicado anteriormente es muy antigua
y se ve plasmada en multitud de imágenes artísticas, ya desde el
paleocristianismo, mediante la simbología de atributos reales. Son
muchas las pinturas que nos muestran la coronación de la Virgen y su
glorificación por las tres personas de la Santísima Trinidad.
Expresión
sublime de la historia de las coronaciones la encontramos en la
liturgia del pueblo de Dios que canta a María invocándola como
“Salve Regina, Regina coeli, Ave Regina coelorum…” pero
especialmente se pone de manifiesto en el sacramental de coronación
canónica del siglo XVI.
El rito de
coronación tomo cuerpo de manera más sublime en el siglo XVII para
las imágenes que eran coronadas en nombre del Vaticano. En este
sentido, Santa María la Mayor de Roma fue la primera coronada
canónicamente y después, poco a poco, se fue extendiendo por todos
los países del orbe católico, especialmente desde el siglo XIX. De
esta manera en España la Virgen de Montserrat fue la primera en
recibir la coronación canónica en 1881. Andalucía tierra de María
Santísima expreso su amor y devoción a la Virgen coronando imágenes
de tanta veneración como la Virgen de los Reyes en 1904, la Virgen
de la Cabeza en 1909, La imagen de la Virgen de las Angustias en
1913, la del Rocío en 1919… Por el Nuncio Apostólico de su
Santidad el Papa fue coronada la imagen de Ntra. Sra. de la Victoria
Patrona de Málaga y su Diócesis, según el Breve de su Santidad Pio
IX y siendo obispo malacitano D. Balbino Santos Olivera, hecho
acontecido en El Parque de nuestra ciudad, el 8 de febrero de 1943.
En esta
historia de amor del pueblo para con la Virgen y en tiempos más
recientes en Málaga hemos vivido otras coronaciones como las de la
Virgen de los Dolores 1986 (Expiración), Esperanza 1988, la Virgen
de la Paz y del Socorro de Antequera en la misma fecha… y como no,
la Patrona de Fuengirola Ntra. Sra. del Rosario el 29 de junio del
año 2002, por D. Antonio Dorado Soto, Obispo de Málaga.
Simbología
de la Corona de Ntra. Sra. del Rosario Patrona de Fuengirola
El libro
del Apocalipsis comienza en el capítulo 12 con esta visión: “Una
gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, la luna
bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. El
entramado simbólico de todo el pasaje bíblico es complejo y se han
dado multitud de interpretaciones, pero entre todas cabe destacar que
la mujer simboliza al pueblo de Dios, ahora realizado en la Iglesia,
que está dando a luz permanentemente al Cristo pascual. Desde esta
visión eclesiológica la mariología ha querido ver, prefigurada, en
esa Mujer a la Virgen María Madre de la Iglesia. Es posible que Juan
Evangelista piense también en María, nueva Eva, la Hija de Sión,
que dio al mundo al Mesías y redentor (Jn 19, 25).
“¿Quién
es ésta que se asoma como el alba, hermosa como la luna llena,
refulgente como el sol, imponente como escuadrones abanderados?”
(Cant 6, 10) La tradición de la Iglesia no ha dudado en ver en estos
textos como una bella profecía de Santa María la Virgen.
Por otra
parte, de muchos es conocido que la liturgia cristiana se presenta
como un complejo de signos y símbolos que las ciencias humanas
pueden estudiar a diferentes niveles, pero de los que sólo se puede
tener una comprensión plena y una experiencia auténtica dentro de
un contexto de fe y de pertenencia a la Iglesia. La dimensión
simbólica nos introduce en realidades que les transcienden
(Diccionario de Liturgia, Signo/Símbolo pág 1909-1921). Teniendo en
cuenta esta dimensión simbólica nos introducimos en el significado
profundo de la presea con que fue coronada canónicamente la imagen
de Ntra. Sra. del Rosario.
En cuanto a
la diadema o corona se nos dirá por parte del propio magisterio de
la Iglesia que ha de unir la dignidad junto con la nobleza, tanto en
los materiales como en su ejecución, según los condicionantes
culturales y los gustos artísticos de las comunidades cristianas, de
modo que brille como un símbolo adecuado. En nuestro caso particular
D. Miguel Ángel Martín Cuevas a quién le debemos su diseño y
prácticamente su cincelado en los talleres de D. Cristóbal Angulo;
Ciertamente Miguel Ángel supo entender dichas exigencias, dentro de
la tradición del barroco andaluz, constituyendo una verdadera obra
maestra de la orfebrería actual.
Veamos pues
que nos dice la contemplación de dicha corona:
La corona
fue realizada en plata sobredorada, para expresar el carácter regio
y de glorificación de María Santísima. El resplandor, sus rayos
como si del sol se tratasen, nos sugieren e introducen de inmediato
en el Benedictus de Zacarías: “Bendito sea el Dios de Israel
porque ha visitado y redimido a su pueblo suscitando una fuerza de
salvación… Y tú, niño serás llamado profeta del Altísimo…por
la misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo
alto, para iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de
muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Za 3, 8; Lc
1, 78) Jesucristo es el verdadero Sol de Justicia, María quedó para
siempre iluminada de la Luz sobre toda Luz, Cristo.
Junto a la
representación iconográfica del sol, aparecen las doce estrellas
signo del universo y sostenido el mismo por su creador: “Los cielos
proclaman la gloria de Dios, el firmamento las obras de sus manos, el
día al día comunica su mensaje, y la noche a la noche trasmite la
noticia” (Sal 19, 2-3). Las estrellas además nos hablan de las
doce tribus de Israel el pueblo de la antigua alianza (Gen 37, 9),
pero sobre todo del Cuerpo Místico de Cristo su Iglesia, nuevo
Israel, edificado sobre el cimiento de los doce Apóstoles de Cristo.
María es Reina de los Apóstoles y acompaña a la Iglesia en la
tarea evangelizadora de la construcción del Reino de Dios,
anunciando el Evangelio de la gracia y la vida a los hombres de todos
los tiempos.
De una
manera sublime y a la vez sencilla contemplamos a los ángeles y a
los querubines portando las letanías del Santo Rosario, se trata
como de una visión del Santuario del Cielo (Ap 11, 19), donde los
ángeles cantan eternamente la gloria de Dios de la cual la Santísima
Virgen goza como criatura totalmente redimida. La Iglesia
contemplando a María entronizada en el cielo, no deja nunca de
invocarla sabiendo que: “la salvación es de nuestro Dios, que está
sentado en el trono, y del Cordero. Y todos los ángeles que estaban
en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes,
se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adorando a Dios
diciendo. Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias,
honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos”
(Ap. 7, 9-12).
Las
letanías constituyen un canto a la Madre de Dios, desde el corazón
creyente de la Iglesia. El saludo angélico a María, recordado por
san Lucas, dio origen, a partir del mundo griego-oriental, a una
serie de alabanzas a la Virgen. Estos elogios, a través de múltiples
caminos se configuran especialmente desde el s. XII.
Las
letanías contienen por tanto, una serie de títulos e invocaciones a
la Madre de Dios ricas en contenido doctrinal, a manera de una
síntesis del pensamiento y del amor del pueblo de Dios, al cual le
gusta repetir las alabanzas a la que considera poderosa mediadora
ante Cristo su divino Hijo.
“Mi alma
proclama y glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi
Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me
llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí
cosas grandes el Poderoso” (Lc 1, 47ss.). La corona de Ntra. Sra.
del Rosario es una prolongación de este canto de la Virgen Santa,
que hoy la Iglesia hace suyo para alabar y bendecir a Dios; una
Iglesia viva y concreta que reinventa las letanías introduciendo en
ellas las advocaciones de las imágenes que presiden a las
Hermandades y Cofradías de Fuengirola: Reina de los Dolores, Reina
de la Amargura, Reina de la Esperanza, Reina de la Soledad, Reina
Amor, Reina del Carmen, Reina del Rocío, Reina del Mar, Reina del
Cielo, Reina de Fuengirola… se trata de un ramillete de alabanzas
nacido del corazón de un pueblo creyente que recoge también en su
canto, otras dos advocaciones marianas significativas que nos hablan
de la historia concreta de la Diócesis Malacitana presidida y
amparada por Santa María de la Victoria y por la Virgen de las
Angustias que hace presente a la Archidiócesis de Granada a la cual
pertenecemos y cuyo primer Arzobispo después de la reconquista
consagro la mezquita del Castillo Sohayl entronizando en ella la
imagen de la Virgen del Rosario.
Como sí de
una nueva gloria de Bernini, el resplandor de la corona queda
rematado con dos ángeles que portan en sus manos una leyenda que a
la vez es grito y oración suplicante: “Madre del Santo Rosario,
ruega por nosotros”. Bajo esta advocación la Iglesia desde tiempo
inmemorial ha invocado a María. El Rosario es compendio del
evangelio, oración predilecta de los sencillos, los humildes, los
pobres… oración cristiana orientada a la contemplación del rostro
de Cristo con y a través de la Virgen. Misterios de gozosos que
significan adentrarse en el fundamento de nuestra alegría. María
nos ayuda a aprender el secreto de esa alegría, recordándonos que
el cristianismo es ante todo evangelio, “buena noticia”, que
tiene su centro o, mejor dicho, su contenido mismo en la persona de
Cristo. Misterios de luz, pues todo el misterio de Cristo es luz. El
es “la luz del mundo” (Jn 8, 12). Misterios dolorosos llevándonos
de la mano de nuestra madre María a revivir la muerte de Jesús
poniéndonos al pie de la cruz junto a ella para penetrar en la
inmensidad del amor de Dios al hombre y sentir toda su fuerza
regeneradora. Misterios de gloria que alimentan en los creyentes la
esperanza en la meta escatológica, hacia la cual nos encaminamos
como miembros del pueblo de Dios peregrino en la historia (RVM
20-23).
Con esta
invocación labrada sobre la cabeza de la imagen de Santa María del
Rosario, se reconoce que ella es nuestra intercesora y protectora, en
sus manos está la vida de la Villa Blanca, de todos aquellos
creyentes que recurren con confianza a la que es su Madre y Patrona,
y también de los no creyentes de los cuales María también cuida
con ternura y amor.
Una
magistral, bellísima y delicada capilla a modo de templete o
manifestador, encierra una custodia, significando que la Hermandad
del Rosario es Sacramental y por ello ha de celebrar, adorar y llevar
a la vida lo que significa la eucaristía para el pueblo peregrino
que camina en la historia. Cristo es el pan vivo bajado del cielo (Jn
6, 41-52)
Todo el
conjunto del resplandor de la presea mariana, termina con la cruz,
una cruz que se alza sobre la humanidad y la historia. Misterio
pascual de Cristo, Cruz gloriosa que nos da la vida y dilata nuestra
esperanza en el triunfo de la resurrección.
Siguiendo
los cánones del más puro barroco, la obra de orfebrería se reviste
de la belleza de la creación mediante una cuidada y exuberante
representación de plantas y flores. Se trata simbólicamente de
hacer presente un nuevo paraíso inundado de luz y paz, una nueva
creación revestida de la belleza de Dios. El profeta Isaías nos
descubre esta realidad mistérica: “Escuché una voz potente que
decía desde el trono: Esta es la morada de Dios con los hombres:
acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con
ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no
habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo
ha pasado”. Y el que estaba sentado en el trono dijo: “todo lo
hago nuevo” (Ap 21, 1-5). En ese nuevo cielo y nueva tierra (Ap 21,
1-5), la Virgen aparece como la Mujer Nueva, la Nueva Eva revestida
de la gracia santificante, primicia de la nueva creación redimida
por su Hijo Jesucristo (1 Cor 15, 45; LG 56).
En el
jardín de Dios y sobre unas ánforas clásicas, perfuman con
fragancia eterna las azucenas; son una proclamación solemne de la
virginidad de María. A la Virgen podemos aplicarle las palabras del
libro del Eclesiástico: “Como vid hermosa retoñé, mis flores y
frutos son bellos y abundantes. Yo soy la madre del amor puro, del
temor, del conocimiento y de la esperanza santa. En mí está toda
gracia de camino y de verdad, en mi toda esperanza de vida y virtud.
Venid a mí, los que me amáis, y saciaos de mis frutos; mi nombre es
más dulce que la miel, y mi herencia, mejor que los panales” (Ecl
24, 17-22).
Las
canastillas imperiales de las coronas de la Virgen y el Niño Jesús,
son de una belleza indescriptible, impregnadas de la delicadeza para
ceñir las benditas sienes de las imagenes del Divino Redentor y de
María Santísima de Rosario. Ambas piezas de orfebrería son una
síntesis de la teología eclesiológica, es decir de la vida y
misterio de la iglesia peregrina y celestial. Mediante cuatro
capillas se representan simbólicamente las cuatro comunidades
parroquiales fuengiroleñas, nacidas todas bajo el manto virginal de
María. Por ello, las imágenes de las capillas representan en primer
lugar a S. Cayetano padre de la providencia y fundador de la Orden
Teatina, Patrón de esta ciudad. Después ponemos nuestra mirada en
S. José el hombre justo y fiel a quién Dios puso al frente del
hogar de Nazaret y que es invocado como titular de la parroquia en el
populoso barrio del Boquetillo. La imagen de María del Monte Carmelo
en referencia a las parroquias del Parque de España y sobre todo a
la de los Boliches, está representada también por una imagen de la
Santa Fe.
Dentro de
esta visión eclesiológica, en el programa icnográfico aparecen
también en lugar visible y destacado, seis medallones ovalados que
contienen cincelados seis preciosos escudos. El Pontificio expresión
de comunión con el Sucesor de Pedro y el amor a la Iglesia
universal; el escudo de Fuengirola, de quién la Virgen es Alcaldesa
Perpetua; el escudo de la Hermandad Sacramental; el escudo de los
Teatinos en honor a nuestro Patrón; el escudo de la Orden de
Predicadores (Dominicos), en clara referencia a la labor de
propagación del Santo Rosario y por último el anagrama del Ave
María resumen de toda la teología mariológica.
De manera
artística y con un lenguaje simbólico claro, se expresa también
que la Iglesia se hace visible, concreta y real en las comunidades
cristianas católicas que habitan en Fuengirola. Fueron ellas y su
amor quienes coronaron a la Virgen y a la vez, el pueblo pone en sus
manos a todos sus miembros y sus necesidades: niños, jóvenes,
adultos, ancianos, enfermos, parados, desilusionados, inmigrantes…
Y junto al Corazón Inmaculado de la Madre, a modo de una corona de
rosas elaborada con las más bellas que la naturaleza pueda darnos,
suplicamos por la nueva evangelización.
Iglesia
celestial, Iglesia revestida de gracia y santidad. Especialmente son
elocuentes las imágenes de la Virgen, S. José y S. Cayetano. Todas
nos hablan de la vida de Dios encarnada en la vida de los hombres.
Llamada a vivir la vocación a la santidad, a ser fieles en la
confianza ilimitada en Dios, a vivir con intensidad la esperanza y en
el amor.
En un
segundo orden la corona se ve embellecida por distintas piedras
preciosas, regaladas al igual que la plata y el oro, por una gran
cantidad de devotos de la Virgen. Todo ello es en primer lugar
expresión simbólica del amor de un pueblo cristiano a aquella que
nos dio al autor de la vida. Expresa también la oración de súplica
ante las necesidades y el sufrimiento, como también la acción de
gracias por experimentar la cercanía y la protección de la Virgen.
Esta
profecía de Isaías, la Iglesia la aplica a la Santísima Virgen:
“Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me
ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novia que se adorna con sus joyas… te pondrán un nombre
nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en
la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios” (Is 61,
10-11; 62, 2-3). Desde esta visión sobrenatural podríamos decir que
el lenguaje de las piedras preciosas es verdaderamente sugerente
¿Cuáles es el sentido del mismo?
Engarzados
en la corona aparecen los brillantes con su trasparecía y a la vez
las perlas preciosas, el blanco es asociado con la pureza, la fe, la
humildad junto con la paz, alegría y pulcritud. El blanco se asocia
a la luz, la bondad, la inocencia y la virginidad. En las culturas
orientales simboliza la otra vida y por ello el amor divino, pues se
le considera el color de la perfección.
Las
esmeraldas con su color verde, el color de la naturaleza por
excelencia, simboliza la esperanza, la fecundidad, los bienes que han
de venir y el deseo de la vida eterna.
Los rubíes
con su bello color rojo, son símbolo de la pasión ardiente y
desbordada, es el color del fuego y de la sangre. Es expresión del
amor de Dios, de la acción del Espíritu Santo y de la entrega de
Cristo en la cruz.
Por último
los zafiros de la corona, de azul intenso, son expresión del cielo
abierto y del mar en calma. Simbolizan a la vez la lealtad, la
confianza, la sabiduría, la inteligencia, la fe y la verdad.
Santa María
Ntra. Sra. del Rosario en su Coronación Canónica, es canto de
belleza que nos introduce en el misterio del origen de toda belleza:
Dios.
Contemplando
su imagen coronada de gloria, comprendemos que Ella es puerta
luminosa de la vida, por la que apareció la salvación del mundo,
Jesucristo; puerta luminosa del cielo, por quién apareció Cristo,
luz del mundo; virgen Madre de la Palabra, que se ha convertido para
nosotros en puerta del paraíso, ya que, al devolver a Dios al mundo,
nos abre el acceso al cielo.
Manuel Ángel
Santiago Gutiérrez
Presbítero
(*) Extraido de la revista "FUENGIROLA CORONADA 2012"
Actualizando noticias.
Desde nuestra última entrada en marzo con la elección del nuevo papa FRANCISCO I, la hermandad ha participado en diversos actos que a continuación pondremos esperando no olvidarnos ninguno.
- En Semana Santa acompañamos a las hermandades fuengiroleñas en sus correspondientes estaciones de penitencia por nuestras calles, culminando en el barrio de los Boliches, acompañando al Señor Resucitado.
- Realizamos nuestro anual Rosario de la Aurora con la imagen de Ntra. Señora del Rosario.
- Acompañamos a nuestra querida hermandad del Rocio, en su salida anual camino de la aldea almonteña y los recibimos en nuestra parroquia en su visita a la patrona antes de partir hacia El Rocio.
- Participamos en la procesión del Corpus Christi, que éste año se celebro por las calles del barrio de los Boliches, en la que participamos en el montaje del altar que conformó la parroquia de Ntra. Sra. del Rosario, junto con todas las hermandades, asociaciones y grupos parroquiales que conforman la parroquia.
- El pasado 23 de junio, celebramos el XI aniversario de la Coronación Canónica de la imagén de Ntra. Señora del Rosario, Patrona y Alcaldesa Perpetua de Fuengirola, que se realizó en nuestra sede canónica en la misa de 12, presidida por nuestro director espiritual, D. Manuel Ángel Santiago.
- El sabado 29 de junio una representación de nuestra hermanad se desplazó a la capital malacitana, para acudir a la ordenación de Juan Pablo, el diacono que ha estado con nosotros durante todo éste curso y que recibia el sacramento del sacerdocio de manos del Sr. Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá.
Al día siguiente, 30 de junio, el ya Rvdo. D. Juan Pablo, celebró su primera misa en la parroquia del Rosario de Fuengirola, donde se recibió con gran alegría y júbilo.
LA JUNTA DE GOBIERNO
- En Semana Santa acompañamos a las hermandades fuengiroleñas en sus correspondientes estaciones de penitencia por nuestras calles, culminando en el barrio de los Boliches, acompañando al Señor Resucitado.
- Realizamos nuestro anual Rosario de la Aurora con la imagen de Ntra. Señora del Rosario.
- Acompañamos a nuestra querida hermandad del Rocio, en su salida anual camino de la aldea almonteña y los recibimos en nuestra parroquia en su visita a la patrona antes de partir hacia El Rocio.
- Participamos en la procesión del Corpus Christi, que éste año se celebro por las calles del barrio de los Boliches, en la que participamos en el montaje del altar que conformó la parroquia de Ntra. Sra. del Rosario, junto con todas las hermandades, asociaciones y grupos parroquiales que conforman la parroquia.
- El pasado 23 de junio, celebramos el XI aniversario de la Coronación Canónica de la imagén de Ntra. Señora del Rosario, Patrona y Alcaldesa Perpetua de Fuengirola, que se realizó en nuestra sede canónica en la misa de 12, presidida por nuestro director espiritual, D. Manuel Ángel Santiago.
- El sabado 29 de junio una representación de nuestra hermanad se desplazó a la capital malacitana, para acudir a la ordenación de Juan Pablo, el diacono que ha estado con nosotros durante todo éste curso y que recibia el sacramento del sacerdocio de manos del Sr. Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá.
Al día siguiente, 30 de junio, el ya Rvdo. D. Juan Pablo, celebró su primera misa en la parroquia del Rosario de Fuengirola, donde se recibió con gran alegría y júbilo.
LA JUNTA DE GOBIERNO
Volvemos a estar activos
Tras un periodo de inactividad por diversos motivos, volvemos para intentar manteneros a todos informados de la actualidad de la hermandad, además de colgar algún artículo que esperemos que os interesen a todos.
Un saludo a todos.
LA JUNTA DE GOBIERNO.
Un saludo a todos.
LA JUNTA DE GOBIERNO.
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