viernes, 20 de febrero de 2015

UN RATITO CON EL SEÑOR

“Te daré las llaves del Reino” (Mt 16,19)

Sabemos, por la tradición, que Pedro estableció su sede primero en Antioquía y después en Roma. Allí, las primeras comunidades de cristianos veneraron siempre con especial piedad todo lo que se refería a la persona y al ministerio apostólico de Pedro. Fue Bernini quien, en el s. XVII, construyó el majestuoso baldaquino que custodia la tumba del apóstol y el altar de la confesión, coronados por detrás con la magnífica vidriera del Espíritu Santo.
La Cátedra de san Pedro es la Santa Sede, pero la fiesta litúrgica celebra y conmemora el momento en que Cristo entrega al apóstol “las llaves del Reino” y le constituye piedra sobre la que fundamentar todo el edificio de la Iglesia. De esa piedra depende tu fe y en ella has de apoyar siempre tu comunión con la Iglesia, a pesar de los vientos de modas y opiniones que zarandean de acá para allá, con sus criterios demasiado políticos y mundanos, la barca de Pedro.
Reza cada día por el Papa. No dejes de leer y conocer su magisterio, pues siempre encontrarás en él criterio cierto y seguro que iluminará las confusiones y errores que otros te cuentan. Defiéndelo siempre, porque defenderle a él es defender a Cristo. Y no dejes de creer en la promesa de Cristo: que las puertas del infierno no prevalecerán nunca contra la Iglesia, por más que parezca que, a fuerza de navegar contracorriente, la barca de Pedro se hunde.

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